MIGUEL HERNÁNDEZ TIENE ACENTO DE JAÉN
“¿Cuántas guerras han ganado los poetas?”, se preguntaba el martes por la noche Josefina Manresa sobre las tablas del Nuevo Teatro Infanta Leonor de Jaén, testigo del reencuentro de Miguel Hernández con la ciudad donde se instaló en marzo de 1937. No estuvo mucho tiempo por estos lares, pero sin duda su vida y su obra están marcados por las vivencias que hoy se recogen en ‘Miguel Hernández. Tres meses, cientos de versos’.
Tres actores, dos músicos y dos bailarinas recrean en este espectáculo de la Compañía Vulanico la boda del poeta y Manresa en la localidad natal de él (Orihuela, en Alicante), sus ratos en Jabalcuz, los bombardeos a la ciudad, la actividad política del literato o las preocupaciones de su esposa por él y por la delicada salud de su madre.

Oscar Cabrera da vida a un Miguel con acento de Jaén, obsesionado con ser padre e inquieto, como su amigo Petere (Pedro Lendínez), ante la ironía que suponía iniciar una vida común con su mujer “en un país mutilado”. El trío que completa Amada Santos compone escenas adornadas por las danzas de Eva Murcia y Carmen Reyes y la música de Sitoh Ortega, a la que pone voz Sole Candela.
La idea, según cuenta el productor, Juan Ramón Canovaca, surgió de su pareja en mitad de un desayuno: “Aceite, olivo, tierra, Miguel”, apunta, explicando que el espectáculo se ha construido “desde el respeto, desde el cariño. Sin juicios ni cortesías”, mostrando a Hernández “con sus luces y sus sombras”.
Con esta obra arranca la semana cultural dedicada al poeta organizada por la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de Quesada (lugar de nacimiento de Josefina) con motivo de la apertura, el próximo sábado 28 de marzo, del museo dedicado a la pareja. El centro acogerá parte del legado del escritor, que llegó a Jaén en agosto de 2012 y por el que se ha pagado a la familia 3 millones de euros.