El Colegio de Enfermería de Jaén reitera que sin la presencia de enfermeras en los colegios proliferarán los rebrotes y la Atención Primaria corre riesgo de saturarse

Padres, profesores, pacientes, algunos grupos políticos y por supuesto las asociaciones profesionales y el Colegio de Enfermería de Jaén junto al Consejo General de Enfermería reclaman la implantación de la figura de la enfermera escolar para poder garantizar mínimamente la salud y frenar las infecciones por coronavirus en el entorno escolar. Sin embargo, la amenaza de los rebrotes sigue más viva que nunca por la ausencia de enfermeras escolares en los centros. Estas profesionales resultan cruciales para asegurar que se cumple con las medidas preventivas a la vez que realizan a la par una labor de vigilancia epidemiológica de primer orden, para detectar a los alumnos o profesores con síntomas, proceder al aislamiento y al rastreo de los contactos, además de lógicamente atender cualquier eventualidad en materia de salud que pueda surgir en el centro.

En la fase previa a la apertura del curso, en medio de la incertidumbre que lo domina todo, los colegios que ya cuentan con enfermeras parten con ventaja. Esa enfermera escolar, como miembro de la comunidad educativa y personal sanitario cualificado, ocupará el rol de coordinador COVID, que es esencial en estos momentos para la planificación de la reapertura de los centros observando las medidas sanitarias pertinentes, estableciendo los recursos materiales necesarios, la nueva organización, la formación del profesorado, alumnos y padres, etc. a la vez que se diseñan las estrategias y mecanismos para la vigilancia y atención de los estudiantes, especialmente los más vulnerables. “Las enfermeras escolares colaborarán, además de con los centros de salud de Atención Primaria de forma activa, con los profesores para realizar una adecuada planificación sanitaria dentro de las escuelas, siendo el referente en salud y control de la pandemia. También pueden realizar labores de control y detección precoz, screening de casos con sintomatología y realización de pruebas para detectar el COVID-19”, manifiesta el presidente, José Francisco Lendínez Cobo.

Algunas CC.AA. tienen la intención de delegar esas funciones en las profesionales de Atención Primaria, ya saturadas y exhaustas tras meses luchando contra el virus. “Esa decisión errónea no servirá para minimizar la expansión de la infección en este nuevo escenario de estudiantes y docentes retomando la actividad académica y mermaría la labor de rastreo de contactos y detección de positivos en el resto de la población”, añade. La creación de la figura del denominado coordinador COVID en cada centro no logará el efecto deseado, los profesores deben centrar su labor en la docencia y ya están saturados. Es precisa la presencia permanente de un profesional sanitario en el colegio. Y recuerda que en julio, previendo la situación que se presenta ahora al inicio de curso, desde el Consejo General de Enfermería se requirió al Gobierno una reunión para valorar la situación, un encuentro que nunca tuvo lugar.

“Sólo la contratación de enfermeras escolares puede garantizar la seguridad de los alumnos y los profesores. Su labor resulta fundamental mucho más allá de vigilar la presencia de síntomas. Hablamos de insistir en la higiene, poner en marcha planes de prevención y educación para la salud y por supuesto rastrear los contactos en el seno del colegio y las familias, descargando así a las compañeras de Atención Primaria, actualmente saturadas por sobrecarga asistencial y con una ratio raquítica en  nuestra provincia”, añade.

Del mismo modo, desde el Colegio consideran una pésima medida la propuesta por el Distrito Sanitario Jaén Sur, que organiza con los centros de salud de la zona la figura del “enfermero del colegio” que “no tendrá labor presencial ni asistencial en el centro escolar”. Las instrucciones de la directora gerente para organizar el dispositivo, que debe estar implantado desde hoy, supone que los centros tengan un teléfono de contacto al que poder llamar a un administrativo que hará de interlocutor con el “referente COVID del colegio”. “Este sistema supone que los centros no tienen un enfermero o enfermera sino un teléfono al que poder llamar en casos de síntomas: un administrativo cogerá la llamada y pondrá en contacto al profesional sanitario que corresponda con los equipos directivos. Un despropósito y lo que es peor, dejar a su suerte a los escolares, a sus familias y a los profesores”, añade.

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